sábado, 25 de agosto de 2012

ARTICULOS SOBRE LITERATURA SALVADOREÑA

La literatura salvadoreña es la acaecida a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Con anterioridad a esa fecha, el actual territorio salvadoreño formaba parte de otras entidades políticas, razón por la que carece de sentido hablar de una identidad propia que aspirara a expresarse literariamente. No fue sino a partir del triunfo liberal que una élite de intelectuales asumió la función de la conciencia nacional y, con ello, fundó el espacio de una cultura nacional donde la literatura tendrá una participación protagónica.
Orígenes de la literatura salvadoreña
La literatura durante la colonia
En los siglos correspondientes a la colonia hubo un florecimiento literario considerable en la metrópoli ibérica; reflejo de lo cual, también en las posesiones americanas se verificó un notable cultivo de las artes, especialmente la arquitectura, la plástica y la música. Existieron, empero, obstáculos importantes para un despunte comparable en la literatura. Entre ellos resaltaba el celo con que la autoridad religiosa controlaba las vidas de sus feligreses recién convertidos al cristianismo. El cultivo de la palabra debía estar al servicio de la fe y bajo el cuidadoso escrutinio de sus guardianes. A pesar de ello tuvo lugar una vida literaria secular de importancia en las cortes virreinales de México y Lima. Esta literatura cortesana tendía a reproducir de forma mimética los cánones metropolitanos, aunque ocasionalmente nutría una voz original y memorable como la de sor Juana Inés de la Cruz, la poeta mexicana.
El territorio salvadoreño se encontraba lejos de los centros de cultura. Se puede conjeturar que la literatura habría gozado de adeptos entre reducidos círculos de criollo cultos, pero de ello apenas existe evidencia, y cuando la hay, confirma que su cultivo tuvo una carácter esporádico, efímero y hasta accidental. Ejemplo de los últimos es el caso del andaluz Juan de Mestanza, quien ocupó la Alcaldía Mayor de Sonsonate entre 1585 y 1589.










Rinden homenaje en El Salvador al poeta Roque Dalton
15 MAYO 2012 4 COMENTARIOS
El poeta Roque Dalton, una de las figuras cimeras de las letras de El Salvador, fue homenajeado al cumplirse este lunes el 77 aniversario de su natalicio en la capital del país.
La conmemoración se realizó en la Biblioteca Nacional, donde un grupo de estudiantes fueron invitados a declamar los poemas más emblemáticos de Dalton y fue exhibido un documental sobre su vida.
Manlio Argueta, escritor y amigo del poeta, afirmó que Roque Dalton es uno de los símbolos en la literatura salvadoreña.
Para Roque era muy importante plasmar ideas en cada poema. Por eso es que sus relatos transmiten valores e identidad nacional, dijo.
Estoy seguro que aunque tenga varios años de fallecido, será recordado por las futuras generaciones, subrayó.
Recordó que por su actividad política y literaria, el poeta estuvo encarcelado y fue exiliado en varias ocasiones.
Resaltó entre sus obras Taberna y otros lugares (1969), La ventana en el rostro (1961), El turno del ofendido (1963), las historias prohibidas de Pulgarcito (1975).




PANORAMA DE LA LITERATURA SALVADOREÑA, de Luis Gallegos Valdés.

  
La literatura es un mundo casi infinito, difícilmente abarcable en su totalidad, aún para aquellos lectores tan ávidos y voraces que se leen un par de libros gruesos cada semana. Y es que cada día salen publicados en todo el mudo, en diversos  idiomas, tantos libros que humanamente es imposible tener acceso a todos ellos. Pero los expertos en literatura celebran, y con razón, a ciertos escritores ya clásicos que deben ser necesariamente leídos. Y sin embargo, siempre va apareciendo por ahí uno que otro escritor talentoso que merece ser ojeado y disfrutado. Aunque si nos atenemos a lo que Borges dijo una vez acerca de que cada libro tiene su lector, pues todos los escritores, “buenos” o “malos”, tienen oportunidad de ser leídos. 
Ahora bien el universo literario lo podemos hacer más pequeño, con fines de estudio y conocimiento, sin olvidarnos por supuesto de la literatura universal, si nos ubicamos en cierta área geográfica. Y esto es lo que ha hecho Luis Gallegos Valdés con su ”Panorama de la literatura salvadoreña“.
Este libro es de gran utilidad para aquellos amantes de la literatura que, como yo, no han tenido estudios especializados en la materia, así como también para los estudiosos nacionales y extranjeros, que necesitan tener una perspectiva general de la literatura cuzcatleca.

Instituciones Que Velan Por La Literatura En El Salvador

Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Colcultura)
Colcultura era un departamento estatal dependiente del Ministerio de Educación. Conforme a la ley, era el principal organismo encargado de definir y ejecutar la política oficial con respecto a la promoción del arte y la cultura. Los organismos de dirección lo conformaban la Presidencia y el Consejo Técnico Consultivo. Fue creado por decreto ejecutivo en 1991, y absorbió la mayor parte de la estructura del antiguo Ministerio de Cultura y Comunicaciones.
Las principales dependencias fueron la Dirección de Publicaciones e Impresos, la Biblioteca Nacional de El Salvador, el Archivo General de la Nación, el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán, el Centro Nacional de Artes, La Casa del Escritor y la Orquesta Sinfónica de El Salvador.
Los presidentes de la institución durante su historia fueron:
§ Claudia Allwood (1991-1995)§ Roberto Galicia (1995-1999)§ Gustavo Herodier (1999-2004)§ Federico Hernández (2004-2009)
[editar]Secretaría de Cultura
La institución tiene a su cargo las siguientes administraciones:
§ Dirección Nacional de Espacios de Desarrollo Cultural, encargada de las unidades y espacios siguientes: Apoyo Técnico, Asuntos Indígenas, Fomento Artesanal, Casa del Escritor, Red de Bibliotecas Públicas, Red de Casas de la Cultura, Parque Zoológico Nacional, Parque Saburo Hirao, y Parque Infantil de Diversiones.
Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, encargada de los departamentos y espacios siguientes: Apoyo Técnico, Archivo General de la Nación, Arqueología, Paleontología, Inspección y Licencias de Obras, Registro de bienes culturales muebles e inmuebles, Museos Nacionales, Museo Dr. Stanley H. Boggs, Museo de sitio arqueológico Joya de Cerén, Museo de sitio arqueológico San Andrés, Museo de sitio arqueológico Melitón Barba
El Doctor Melitón Barba Camacho (San Salvador, El Salvador, 26 de octubre de 1925-id. 29 de junio de 2001) fue un escritor y médico salvadoreño.








Claudia Lars

Carmen Brannon Vega (verdadero nombre), nació en Armenia, Sonsonate, El Salvador, el 20 de diciembre de 1989. Es la escritora salvadoreña que ha alcanzado un mayor reconocimiento nacional por su alta calidad y depurado lirismo. Publicó en Repertorio Americano, dirigido por aquellos años por el escritor costarricense Joaquín García Monge y en Zig-zag, de Chile. Siempre se le ha situado a la par de Gabriela Mistral, con quien mantuvo estrecha amistad, y Juana de Ibarborou. Fue por largos años directora de la Revista Cultura del Ministerio de Educación. Obtuvo diversos premios, entre ellos cabe destacar: el del Cuarto Centenario de la Ciudad de San Salvador, Certamen nacional de Cultura y los Juegos Florales de Quezaltenango.

Obra publicada: Estrellas en el pozo, 1934; Canción redonda, 1937; La casa de vidrio, 1942; Romances de norte y sur, 1946; Sonetos, 1947; Ciudad bajo mi voz, 1947; Donde llegan los pasos, 1953; Escuela de pájaros, 1955; Fábula de una verdad, 1959; Tierra de infancia, 1958; Canciones, 1960; Girasol; Presencia en el tiempo, 1962; Sobre el ángel y el hombre, 1963; Del fino amanecer, 1966; Nuestro pulsante mundo, 1969; Obras escogidas, (selección de Matilde Elena López), 1973-1974; Poesía última, 1975; Sus mejores poemas ( selección de David Escobar Galindo), 1976; Poesía Completa I, II, (Selección de Carmen González Huguet),1999. 
 

Hugo Lindo nación en La Unión en 1917 y murió en San Salvador en 1985. Fue diplomático, abogado, cuentista, novelista y poeta. Ocupó el cargo de director del Departamento Editorial del Ministerio de Educación y luego el de Ministro de Educación.

También representó al país en puestos diplomáticos en Chile, Colombia y España. Fue miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Lengua y correspondiente e de la Chilena y Colombiana. Asimismo se desempeñó como decano  de la facultad de Cultura general y Bellas Artes de la Universidad “Dr. José Matías Delgado”.

Su obra le hizo merecedor de varios premios. El poemario Libro de horas obtuvo el Primer Premio del Certamen Permanente “15 de septiembre”, en Guatemala, 1947. Navegante río obtuvo el Primer Premio Centroamericano o en los Juegos Florales de Quezaltenango, 1962. A su novela Cada día tiene su afán se le concedió el Segundo Premio República de El Salvador en el Certamen Nacional de Cultura, 1964. Además de su obra premiada, destaca por sus ensayos jurídicos;  cabe mencionar su tesis doctoral El divorcio en El Salvador, 1948, la cual obtuvo una medalla de oro, y el ensayo Movimiento unionista centroamericano o, 1958. En narrativa destacan los siguientes libros: Guaro y champaña (cuento, 1947); Aquí se cuentan cuentos (cuento, 1959);  Espejos paralelos (cuento, 1974); El anzuelo de Dios (novela, 1956); ¡Justicia, señor Gobernador! (novela, 1960); Yo soy la memoria (novela, 1985); y Antología del Cuento centroamericano o (antología, 2 volúmenes, 1949-50)

Otros libros del autor son: Desmesura (poesía, 1992); Varia poesía, con prólogo del poeta colombiano Rafael Maya (Antología poética, 1960); Fácil palabra (poesía, 1985); Recuento (anotaciones literarias e históricas de Centroamérica, 1969); Sólo la voz (poesía, 1968); Aquí mi tierra (poesía, 1989); Sangre de Hispania fecunda (poesía, 1972); Maneras de llover (poesía, 1982) y Resonancia de Vivaldi (poesía).




Miguel Ángel Espino

Escritor, periodista y abogado salvadoreño
Nombre    Miguel Ángel Espino
Nacimiento    17 de diciembre de 1902
Originario de Santa Ana, El Salvador
Fallecimiento    1 de octubre de 1967
México D.F., México

Miguel Ángel Espino fue un escritor, periodista y abogado salvadoreño (Santa Ana 17 de diciembre de 1902 - México D.F., el 1 de octubre de 1967).
Contenido

Familia

Nació en el seno de una familia de literatos, fue hermano del joven poeta lírico Alfredo Espino, autor de la antología Jícaras Tristes y su abuelo materno don Antonio Najarro (1850-1890), publicó la obra poética Ecos del Alma. Se casó con doña María Luisa Nieto.

Trabajo Literario

Durante los años 20, trabajó como periodista en los diarios de la época: Diario Latino y La Prensa. Él ingresó a la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador en 1921; en 1927 viaja a México, para trabajar en la Delegación Diplomática de su país, allí habría de culminar su doctorado en Jurisprudencia en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM en 1928.

Se dedicó a la narrativa, desde su juventud. A los 17 años publicó Mitología de Cuscatlán, recopilación de antiguas leyendas indígenas. Además publicó una colección de cuentos titulada Como Cantan Allá (1926). Publicó también dos novelas: Trenes(1940) y Hombres Contra la Muerte (1947), su obra más reconocida, ambientada en Belice; ambas fueron traducidas al inglés y al francés. El Gobierno de El Salvador le otorgó en 1948, un premio literario, por su obra Hombres contra la Muerte.

La prosa de Espino ha sido descrita como "valiente y audaz" por atreverse a romper mitos acerca del pasado indígena. En general, el objetivo primordial siempre es dar a conocer a los salvadoreños la cultura de los antepasados y demostrar que pueden retomarse costumbres y tradiciones. Expresó en varias ocasiones que su mayor sueño fue el de educar a los indígenas que aun existían para que se integrasen a la sociedad moderna, fomentando así sus aportes a la cultura.

No suelen hacerse comparaciones con su hermano por la profunda diferencia de estilo entre ambos; sin embargo, existen ligeros puntos en común, por ejemplo la forma detallada de describir cada elemento percibido por medio de metáforas y símiles. A pesar de haber crecido juntos, Miguel era mucho más realista que Alfredo, viendo el mundo (y describiéndolo a través de la literatura) de una forma más real y palpable, como reflejo inequívoco del pasado.

Expresó reiteradamente su profunda admiración por Alberto Masferrer, al cual calificaba de maestro, dándole el apelativo de "Apóstol de la armonía social en El Salvador"

Sus últimos días

En 1951, debido al daño que le causó un derrame cerebral, tuvo que poner fin a su carrera literaria, evitándole acabar su novela inspirada sobre el caudillo centroamericano Francisco Morazán. Su familia lo trasladó a México, donde permaneció retirado los últimos años de su vida.

Homenajes

En su honor, la Universidad "Dr. José Matías Delgado" organiza anualmente una semana de la lectura literaria con el nombre de Espino, enfatizando el valor de la lectura para la educación, tal como en su momento lo habría fomentado el escritor. Dicha celebración incluye presentación de nuevos textos, representación es teatrales, exposición de pinturas y diversos talleres para nuevos escritores.
Además, se organiza un congreso centroamericano o de escritores.


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Alfredo Espino

Alfredo Espino fue un poeta salvadoreño. Nació en el Departamento de Ahuachapán, zona occidental de El Salvador, en el año de 1900. hijo de Enriqueta Najarro, maestra por vocación, y Alfonso Espino, poeta, creció en un hogar que respiraba poesía y amor al arte, su hermano Miguel Ángel Espino también creció para volverse artista de la pluma pero en la rama de la prosa.

Estudio Jurisprudencia en la Universidad de El Salvador. Se doctoró en 1927.

Murió en San Salvador, el 24 de mayo de 1928.

Su único libro es Jícaras Tristes, recopilación de 96 poemas, publicada postumámente gracias a varios amigos y bajo el visto bueno de Alberto Masferrer, es uno de los libros más editados en su país; su autor es de los más leídos y comentados pero no estudiado o analizado en su expresión.

Tiene una poética delicada, buscó plasmar su terruño con una visión lírica; la que presentó con un estilo sencillo, fácil de captar, por lo tanto, sin complicaciones formales; escribió sonetos, romances y versos libres.



Roque Dalton

Roque Dalton García (San Salvador, 14 de mayo de 1935 - 10 de mayo de 1975) fue un poeta y político revolucionario de El Salvador.

Hijo del inmigrante estadounidense Winnall Dalton, quien estaba casado con Aída Ulloa, y de la enfermera salvadoreña María Josefa García, Roque Dalton fue educado con los jesuitas en el Colegio Externado de San José. Viajó a Santiago de Chile en 1953, para estudiar Derecho, aunque volvió a San Salvador a continuar sus estudios. En 1957, con otros estudiantes salvadoreños, visitó la URSS para participar en un festival internacional de jóvenes. Durante el mismo conoció al revolucionario nicaragüense Carlos Fonseca, fundador del FSLN, al poeta argentino Juan Gelman y al poeta turco Nazim Hikmet.

Perteneció al Círculo Literario Universitario (1956), junto a Manlio Argueta, Roberto Armijo, José Roberto Cea, Álvaro Menéndez Leal y Tirso Canales. Dalton es considerado una de las voces más influyentes de la Generación Comprometida.

Encarcelado en 1960, fue liberado en octubre de ese año, al ser derrocado el presidente José María Lemus. Roque Dalton recorrió el mundo viviendo en México, Checoslovaquia y en Cuba.

Roque Dalton tiene en su honor haber escrito por primera vez en el país sobre la conformación social y económica que describía con cruda realidad la situación sin dejar escondido nada y sin ser amable con los culpables de la situación.

Obras: La ventana en el rostro (1962), El turno del ofendido (México, 1964), Miguel Mármol (Costa Rica, 1972?), Pobrecito poeta que era yo... (Costa Rica, 1975), Monografía sobre El Salvador (La Habana, ?), Taberna y otros lugares (Premio Casa de las Américas 1969), Poemas clandestinos (El Salvador, 1975), Historias prohibidas del pulgarcito (México, 1975), Un libro rojo para Lenin (póstumo; Managua, 198?).

Es el creador de la pieza poética Poema de amor, donde narra en forma amena la historia de los salvadoreños, en todo tiempo y lugar, que ha sido convertido en el himno nacional verdadero para las mayorías, sobre todo las que se encuentran fuera de El Salvador.

Sus textos continúan vigentes después de casi 40 años de haber sido escritos y publicados de forma clandestina, en El Salvador durante los años sesenta y setenta.

Roque fue asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla a la cual pertenecía en ese momento, junto con el obrero Armando Arteaga, "Pancho", bajo la acusación de ser agente de la Central de Inteligencia de EE. UU., en una casa del barrio de Santa Anita, en San Salvador. También fue acusado de trabajar para la inteligencia cubana, quizá uno de los "agravantes" para su asesinato. Las acusaciones fueron desmentidas después. El ERP era liderado entre otros por Joaquín Villalobos, quien formó posteriormente parte de la comandancia general del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador (FMLN), siendo en tal calidad, firmante de los acuerdos de paz en 1992. Los otros miembros pertenecientes al ERP en aquel momento fueron: German Cienfuegos, Jorge Meléndez, Vladimir Rogel y Alejandro Rivas Mira. No es claro aún, quien disparó el arma. Tampoco, con exactitud, donde fue asesinado de lo cual hay dos versiones: una, la más probable, es que haya sido en el Barrio Santa Anita, al sur de la capital. La otra es que haya sido en El Playón, un lugar de lava seca del volcan Quezaltepec o San Salvador.

Luego de la firma de los acuerdos de paz en 1992, sus escritos han sido difundidos de manera legal y forman parte del contenido programático oficial de algunos niveles de educación media. Entre 2005 y 2008 aparecieron los tres volúmenes de su Poesía completa, bajo el sello editorial de la estatal Dirección de Publicaciones de CONCULTURA, labor que fue dirigida por el ensayista salvadoreño Rafael Lara Martínez. El libro tiene un prólogo del especialista daltoniano Luis Melgar Brizuela.

La novela Pobrecito poeta que era yo, publicada un año después de su muerte, por la editorial EDUCA, dirigida por Ítalo López Vallecillos, es un vistazo a su generación literaria (la Generación Comprometida). En ella, toman la voz distintos personajes (Álvaro, un trasunto de Álvaro Menéndez Leal; Arturo, que recuerda al dramaturgo Roberto Arturo Menéndez; Roberto, que es un tanto Roque Dalton y un tanto Roberto Armijo). En conjunto, es una novela en la que se intercalan diarios personales, los recuerdos de la captura y fuga de la cárcel de Cojutepeque, el clima intelectual de El Salvador en 1956, junto a los grandes temas de Dalton: El país, la política, el compromiso del escritor. El capítulo titulado "El party" es un derroche de sentido del humor. Puede leerse como una "Bildungsroman" de la Generación Comprometida.

Veintisiete años después de su asesinato, en 2002, el poeta salvadoreño Luis Alvarenga publicó la primera biografía de este autor, bajo el título El ciervo perseguido. En 2006, el especialista en Roque Dalton, Luis Melgar Brizuela, defendió en el Colegio de México, una extensa tesis doctoral sobre el autor del Poema de amor.
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Francisco Antonio Gavidia Guandique nació en la ciudad de San Miguel, un 29 de diciembre entre 1863 y 1865.

Poeta, cuentista, dramaturgo, historiador, musicólogo, ensayista, pedagogo, filósofo, politólogo, periodista, orador, crítico literario y traductor. Es uno de los más altos representantes de la cultura nacional y su obra alcanza dimensiones enciclopédicas, ya que casi abarca todos los ámbitos del Humanismo.

Colaborador literario y político de revistas y periódicos de América y Europa, fue fundador de la Academia de Ciencias y Bellas Artes de San Salvador (20 de mayo de 1888), del periódico de los jueves El semanario noticioso (1888), del club La evolución (de tendencia parlamentaria, 1890) y del Partido Parlamentarista a (1895).

Fue director del diario La prensa libre (San José, Costa Rica, 1891-1892, periódico aún existente), corredentor de El bien público (Quezaltenango, 1892-1894) y autor del folleto Los emigrados (San José de Costa Rica, s. f.), fungió como redactor del Diario oficial (1894), director de Educación Pública Primaria (1896) y ministro de Instrucción Pública (1898).

Catedrático de la Universidad de El Salvador (que lo nombró Doctor Honoris Causa, en 1941), fundador del Ateneo de El Salvador (1912) y de las Academias Salvadoreñas de la Historia (febrero de 1925) y de la Lengua (en septiembre de 1952, fue nombrado director honorario de esta última institución cultural, en la que ocupó la silla G).

Director titular (1906-1919) y honorario de la Biblioteca Nacional, catedrático de la Escuela Normal de Señoritas (1890), del Instituto Nacional de Varones (después INFRAMEN) y de la Universidad de El Salvador, que, posteriormente, lo nombra Doctor Honoris Causa. Además, fue miembro de la Comisión de Cooperación Intelectual de El Salvador —dependencia de la Sociedad de Naciones, antecedente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 1948) ―, del Comité de Investigaciones s Folklóricas y Arte Típico Nacional (1943), vinculado con el Ministerio de Instrucción Pública

Algunas de sus obras, publicadas en limitadas ediciones, son: Poesía (cuadernillo poético, San Miguel, 1877), Versos (1884); Ursino (drama, 1887); Júpiter (drama, 1895); Estudio y resumen del `Discurso sobre el Método' de Descartes (1901); Tradiciones (sobre la obra homónima de Ricardo Palma, 1901); Conde de San Salvador o el Dios de Las Casas (novela, 1901) y El cancionero del siglo XIX (¿1929-1930?), formado por traducciones de fragmentos de famosas composiciones opereticas en francés, inglés, italiano y alemán.

También son de su autoría 1814 (ensayo histórico, 1905); Obras (tomo I, de gran formato, 1913); Cuentos y narraciones (1931); Héspero (teatro, 1931); Discursos, estudios y conferencias (1941); La princesa Citalá (teatro, 1946); Cuento de marinos (narración en verso, 1947) y Sóteer o Tierra de preseas (poema épico, 1949), quizá su obra maestra. En 1961, la Dirección General de Publicaciones del Ministerio de Educación publicó una Antología de sus poemas, prologada por Luis Gallegos Valdés.

Entre 1958 y 1969, el conocimiento de su vida y obra se vio favorecido con la publicación de varios ensayos y trabajos investigativos, entre los que se destacan Gavidia, el amigo de Darío (de José Salvador Guandique, dos tomos), Gavidia y Darío: semilla y floración del mo-dernismo (de Cristóbal Humberto Ibarra), Gavidia: poesía, literatura, humanismo (de Mario Hernández Aguirre), Gavidia, entre raras fuerzas étnicas (de Juan Felipe Toruño), Francisco Gavidia, la odisea de su genio (de Roberto Armijo y José Napoleón Rodríguez Ruiz, dos tomos. Esta obra obtuvo el primer premio del Certamen Nacional de Cultura, 1965) y Magnificencia espiritual de Francisco Gavidia (trabajo biográfico redactado por su nieto, José Mata Gavidia).

Como fruto de los trabajos compilatorios de Mata Gavidia y Cañas-Dinarte, la bibliografía gavidiana se ha visto incrementada con la publicación de Obras completas (poesía, San Salvador, Dirección de Publicaciones del Ministerio de Educación, tomos I y II, 1974 y 1976) y la próxima aparición de Teatro (San Salvador, Dirección de Publicaciones e Impresos-CONCULTURA, en prensa).

La más extensa bibliografía y hemerografía gavidianas fue reunida por Víctor René Marroquín y divulgada por la revista Anaqueles (Biblioteca Nacional, San Salvador, 1970). Durante las últimas tres décadas del siglo XX, su autor actualizó esos listados y escribió un libro, aún inédito.


Álvaro Menéndez Leal (Álvaro Menén Desleal) nació en la ciudad de Santa Ana, el 13 de marzo de 1931. Ingresó a la Escuela Militar “General Gerardo Barrios”, de la cual fue expulsado cuando cursaba el tercer curso (1952), debido a un poema "subversivo" que publicó en La Prensa Gráfica.

Ingresó a la redacción de El Diario de Hoy (enero de 1953), rotativo en el que colaboraba desde 1950. En agosto de 1953, fue detenido y fichado en el cuartel central de la Policía Nacional, acusado de conspirar contra el régimen del teniente coronel Óscar Osorio.

Realizó una gira como boxeador peso mosca por las arenas de Guatemala y las del México provincial, hasta que llegó a debutar en la Arena Metropolitana del distrito federal. De su primera estancia en este país emanó un poemario existencialista a, titulado El extraño habitante (México, 3AM), iniciado en marzo de ese mismo año y publicado en San Salvador, diez años después.

En agosto de 1955, reingresó a la redacción de El Diario de Hoy y dirigió, por corto tiempo, las breves, críticas y humorísticas secciones Paso doble y Paso ganso, así como las páginas de Filosofía, arte y letras creadas por el finísimo poeta Ricardo Trigueros de León.

El 7 de septiembre de 1956 fundó Tele-Periódico, el primer noticiario televisivo de El Salvador, transmitido al mediodía y en horario nocturno por YSEB canal 6. Durante sus meses iníciales, bajo el patrocinio de la casa comercial Freund, este espacio televisivo contó con un Suplemento cultural o sección dominical de promoción para las artes y las letras, así como con un periódico anexo, impreso en la ciudad de México mediante la técnica del roto grabado.

Después, Menéndez Leal creó Tele-Reloj, un espacio noticioso que fue transmitido por YSEB canal 6 y YSDR canal 8, en sus horarios del mediodía mientras que Tele periódico ocupaba las transmisiones nocturnas. En mayo de 1957, retomó la dirección de las páginas literarias dominicales de El Diario de Hoy. En 1961 se inscribió como estudiante en la carrera de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de El Salvador (UES).

Desde la Universidad de El Salvador, colaboró con la revista Vida universitaria y el viernes 30 de junio de 1961 fue declarado ganador de varios premios en el Certamen Cultural Universitario Centroamericano o, patrocinado por la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED). Esos premios fueron el "Vicente Sáenz" por su ensayo ¿Es lícito matar al tirano?, el "Juan Ramón Molina" por su poemario Duro pan, el exilio y un galardón por su cuento La caída, revelador de su experiencia en el desastre aéreo paraguayo

En octubre de 1961, obtuvo otros galardones en el primer Certamen Cultural Universitario, promovido por la Asociación de Estudiantes de Humanidades de la Universidad de El Salvador. En dichos eventos, obtuvo, compartidos, el primer premio poético "Oswaldo Escobar Velado" por su trabajo Poesía para pintores (haikús); la máxima presea de cuento "Arturo Ambrogi" por La espera y el segundo galardón de ensayo, designado "Marcelino García Flamenco" por Testimonio sobre Vallejo.

En febrero de 1962 fue nombrado catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de El Salvador. Cinco meses más tarde, se hizo acreedor a dos premios del XI Torneo Cultural de la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED): el Premio "Alberto Masferrer" de Ciencias Sociales -por su trabajo Barrio alto y barrio bajo.

Entre su obra editada se encuentra, La llave (cuento, San Salvador, 1962); Cuentos Breves y Maravillosos (cuento. Libro premiado con el Segundo Lugar en el Certamen Nacional de Cultura, 1962); El Extraño Habitante (Poesía, San Salvador, 1964); El Circo y otras Piezas Falsas (Teatro. Revista La Universidad, San Salvador, 1966); Luz Negra (Teatro: Primer Premio compartido, Juegos Florales Hispanoamérica nos de Quezaltenango, Guatemala, 1965); Ciudad, Casa de Todos (Ensayo: Segundo Premio Certamen Nacional de Cultura, San Salvador, 1966); Una cuerda de Nylon y Oro (Cuento: Primer Premio en el certamen Nacional de Cultura, San Salvador, 1968); Revolución en el País que edificó un Castillo de Hadas (Cuento: Primer Lugar en el Certamen Centroamericano o Miguel Ángel Asturias, del Consejo Superior Universitario Centroamericano o, Costa Rica, 1970); La Ilustre Familia Androide (Cuento, Argentina, 1972); Los Vicios de Papá (Cuento, San Salvador, 1978); La bicicleta al pie de la muralla (Teatro, San Salvador, 2000); Tres novelas cortas y poco ejemplares (San Salvador, 2001).




Serafín Quiteño (Santa Ana, 1906 - San Salvador, 1987) Poeta y periodista salvadoreño. En el ámbito periodístico, firmó muchos de sus escritos con el pseudónimo de "Pedro C. Maravilla". Hombre de formación autodidacta, publicó sus primeros poemas la revista cultural Lumen, dirigida por los poetas Joaquín Castro Cenizales y Rafael Cuéllar.

Su presencia en el panorama intelectual centroamericano o le permitió relacionarse con numerosos artistas y escritores con los que formó el denominado grupo "Cactus". Allí militaban algunas plumas de la talla de Salvador Efraín Salazar Arrué ("Salarrué"), Alberto Guerra Trigueros, Jacinto Castellanos Rivas, Salvador Cañas, Emma Posada, Mercedes Viaud Rochac y, entre otros, los hermanos José y Luis Mejía Vides.

Colaboró con numerosos medios de comunicación de su país desde mediados de los años veinte, como el Diario de Occidente, El Salvadoreño y Queremos. A finales de dicha década asumió la dirección de un suplemento humorístico (El Tarugo) que, inserto en el rotativo El Espectador, se convirtió en una de la publicaciones satíricas más difundidas en su entorno centroamericano. Editó además el semanario titulado El Señor Diablo. Sin embargo, los escritos periodísticos que más fama le granjearon fueron sus artículos en El Diario de Hoy, donde durante dieciséis años mantuvo vigente una columna diaria titulada Ventana de colores.

Desde 1950 a 1956 Serafín Quiteño ocupó la vicepresidencia a de la Asamblea Legislativa, desde donde realizó gestiones destinadas a la promoción cultural (entre las que destaca la fundación de la Dirección General de Bellas Artes). El reconocimiento de sus méritos literarios y su dedicación pública le hizo merecedor de numerosos honores, premios y distinciones. Retirado de los círculos culturales y políticos salvadoreños en su vejez, pasó sus últimos años en su finca "El Ángel", de Ayutuxtepeque.


David Escobar Galindo (4 de octubre de 1943) es un poeta, novelista y jurista salvadoreño nacido en Santa Ana, El Salvador. Es Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales, graduado de la Universidad de El Salvador, Fundador y Rector de la Universidad "Dr. José Matías Delgado", y columnista habitual del diario La Prensa Gráfica. Entre 1990 y 1992 participó en la Comisión gubernamental negociadora del proceso de paz que puso fin a la Guerra Civil de El Salvador.

Es miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Lengua; ganador de los Juegos Florales de Quezaltenango, Guatemala en la rama de Poesía en 1980,1981 y 1983; y ha sido nombrado Hijo Meritísimo de la Ciudad de Santa Ana.

Es considerado uno de los autores más prolijos y reconocidos de la literatura salvadoreña. Su obra publicada comprende los poemarios Cornamusa (1975), El Libro de Liliana (1976), Sonetos penitenciales (1980), Árbol sin Tregua (1996), Oración en la Guerra (1989) El venado y el colibrí (1996) y la novela Una Grieta en el Agua (1972). Además ha preparado varias antologías poéticas como El Árbol de Todos, Lecturas

Pedro Geoffroy Rivas (Santa Ana, 16 de septiembre 1908 - San Salvador, 10 de noviembre 1979) fue un poeta, antropólogo y lingüista salvadoreño.

Rivas, estudió en México en la UNAM. Fue un notable antropólogo y lingüista. Su obra poética marca un hito en desarrollo poético salvadoreño. En 1944 fundó y dirigió el periódico salvadoreño "La Tribuna". Durante sus exilios vivió en Ciudad de México. Poeta rebelde, individualista, casi anarquista, incorporó en su poesía la libertad de expresarse abiertamente sin temor a prosaísmos o giros "antropocéntrico os"; esto último para él no existe siempre que sea poeta quien pulsa la palabra. Su obra está influenciada por Pablo Neruda, pero aun así, hay instantes en que Rivas pulsa una cuerda muy personal, y, su poesía adquiere lucidez, presencia emocionada de un poeta que sabe decir su mensaje. Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua

Obras [editar]

    * Poesía:
          o Canciones en el viento, (1933).
          o Rumbo (1935).
          o Para cantar mañana (1935).
          o Solo Amor (1963)
          o Yulcuicat (1965).
          o Cuadernos del Exilio
          o Los nietos del jaguar (1977)
          o Vida, pasión y muerte del antiheroe (1978)

    * Antropología y Lingüística
          o Toponimia náhuat de Cuscatlán (1961, corregida y aumentada 1973)
          o El español que hablamos en El Salvador (1969 y 1975)
          o El nawat de Cuscatlán - Apuntes para una gramática Tentativa (1969)
          o Mi Alberto Masferrer (1953)
          o La lengua salvadoreña (1978)
EL BUEY Y  LA  SERPIENTE  
            Prólogo
Bajo un árbol sombrío
el manso buey estaba,
y a sus solas rumeaba
diciendo en baja voz:
"Yo sirvo al dueño mío
no sólo como criado
surcando con mi arado
su rústica mansión:

"Se dirige a otro objeto
mi oficio liberal,
y en la ciencia moral
hago de preceptor.

"Si repara discreto
a mi muda enseñanza,
como hace en la labranza
cuando arándola voy;
verá mi mansedumbre;
mi dócil obediencia,
mi sufrida paciencia,
mi constante tesón.

"Una escasa legumbre
me sirve de alimento
de muy poco sustento,
y de ningún sabor"....

Una serpiente astuta,
que bajo el nido asecha
a un gorrión que pelecha
al buey interrumpió:

"Yo. dijo, sin disputa,
soy maestra y preceptora
del hombre, desde la hora
que nos calienta el sol.

"Entonces inocente
en tiempo inmemorial,
le di del bien y el mal
la primera lección".

"Después ya delincuente
y de índole proterva
si mi conducta observa,
mil máximas le doy".

"En mi canto, desvío
de un retiro estudioso;
y en mi curso tortuoso
de un discreto temor".

"De todos desconfío,
porque en fraudes experta
tan sólo sé que acierta
el que piensa lo peor".

"La fama me celebra,
dándome preferencia
por mi mucha prudencia
de la que emblema soy".

Hasta aquí la culebra
sus méritos pregona,
pero nada menciona
de su veneno atroz.
En la naturaleza
todo ser es activo:
y también instructivo
según su condición.

Enseña con viveza
sencilla y elegante
el máximo elefante
y el mínimo arador.

El benéfico bruto
y la fiera dañina
le dan sana doctrina
al buen entendedor.
De todo saca fruto
quien lo bueno aprovecha,
y lo malo desecha,
benévolo lector.


LAS PALOMAS Y LOS SANATES NIDIFICANDO. 

-LAS PALOMAS Y LOS SANATES NIDIFICANDO. 

Con filosóficos ojos
cierto curioso observaba
las palomas y sanates
en la estación que anidaban.

Las primeras, macho y hembra
de conformidad trabajan
desde el punto que en el nido
se pone la primer paja.

Una lleva el material
y otra, sin nivel ni escuadra,
naturalmente arquitecta
con sólo el pico lo labra.

Después, en la empollación.
sobre los huevos descansan,
una llega y los fomenta
mientras la otra se levanta.

De los nacidos pichones
no se descuidan entrambas,
suministrando a cada uno
la asistencia necesaria.

De los preparados buches
al de los pollos trasladan
la ya medio digerida
y conveniente substancia.

Las palomas de este modo,
al tiempo que se propagan,
con igualdad participan
los placeres y las cargas.

Al contrario en los sanates,
la hembra tan sólo se afana:
ella el material conduce,
empieza el nido y lo acaba:

Ella los huevos calienta,
y cuando los pollos saca,
sólo ella con mil fatigas
les proporciona la vianda.

Mientras tanto el clarinero,
que es el macho de la casta,
cantando de árbol en árbol
alegre la vida pasa.

El curioso observador,
viendo diferencia tanta
entre estas aves, decía,
adivinando la causa:

"En el consorcio nupcial,
la fidelidad jurada
un padre cierto a los hijos
en el marido señala.

Este los tiene por suyos
y con tierno amor los ama,
dividiendo con la madre
los cuidados de la crianza.

Pero en el franco comercio
de una Venus libre y vaga
aun la misma madre ignora
el padre de lo que nazca.

Todo macho desconoce
esta prole por extraña,
y porque puede ser de otro
nadie por suyo lo marca


-------------------------
Sepan para su gobierno
mi fábula las muchachas;
e imitando a las palomas
no pretendan ser sanatas.









LA ARAÑA Y LA ORUGA 

FÁBULA   III

LA ARAÑA Y LA ORUGA 

Bajo un vaso cristalino

suelo encerrar las orugas,

para saber cuándo y cómo

en mariposas se mudan.

 

Este insecto, por instinto,

para la muerte acostumbra

disponerse en un retiro

lejos del comercio y bulla.

 

En abstinencia perpetua,

y con vigilancia suma

sus postrimeros instantes

toda su atención ocupan.

De cierto humor glutinoso

que de sus entrañas purga

con delgados hilos teje

las fatales ligaduras.

Contra lo terso del vaso

repetidas hebras cruza,

y sobre ellas sus cenizas,

y las esperanzas funda.

Allí con impulso propio

la antigua piel se desnuda,

y bajo el nombre de ninfa

una bolsa la sepulta.

 

Pasados algunos días,

en que el calor la fecunda,

ya mariposa brillante

sale volando de la urna.

 

Observando este portento

una vez, como otras muchas,

vi. en un pequeño resquicio,

que estaba una araña oculta.

 

Entre el vaso y la pared

extendió su tela, astuta,

con cuyo doloso arbitrio

su efímera vida busca.

 

Atisbando cautelosa

a un gusano en su clausura

entre dientes murmuraba,

haciéndole mofa y burla.

 

" ¡Qué raro tema, decía,

el que a este bicho preocupa!

no come, bebe, ni duerme,

pensando sólo en la tumba.  

 

¡Pobre diablo! con qué empeño,

con qué calor, y qué furia

ha tomado por oficio

labrarse la sepultura.  

 

Las entrañas se devana,

y para morir madruga,

de las delicias se priva,

y hasta el pellejo renuncia.  

 

Yo también me desentraño,

pero por la causa justa

de procurarme la vida

y placeres que la endulzan.  

Al sólo nombre de muerte

el cuerpo se me espeluzna,

su más remoto peligro

me hace guardar esta gruta".  

 

Oyolo todo el gusano

y con su voz moribunda

le dijo: "los dos tenemos

razón en nuestra conducta.  

 

Tú, que otra vida no esperas

más que la presente, gusta,

de sus placeres, y teme

que la muerte los destruya.  

 

Yo voy alegre al sepulcro

y aun lo prevengo de industria,

porque la muerte es el medio

de mejorar mi fortuna.  

 

Ahora soy gusano humilde

que me arrastro con angustia,

y mañana ave del cielo

volaré por las alturas".

Lo mismo decir pudiera .

un fraile de la cartuja,

contestándole a Voltaire

los sarcasmos y las zumbas.

Siglo que ilustrado llaman

las arañas de que abunda:

aprovecha las lecciones

con que un gusano te alumbra.


 




SALVADOR SALAZAR ARRUÉ
-SALARRUÉ-
1899-1975

        Nació en Sonsonate, el 22 de Octubre de 1899, y murió en San Salvador el 27 de Noviembre de 1975. Poeta, pintor y escritor, ha sido considerado el máximo exponente de la narrativa cuzcatleca, entre quienes se cuentan como principales antecesores suyos a Francisco Herrera Velado, Arturo Ambrogi y José María Peralta Lagos.Salarrué fue uno de los fundadores de la nueva corriente narrativa latinoamericana. En sus "Cuentos de Barro" y "Cuentos de Cipotes", logra una plena identificación con el mundo campesino, nunca antes advertidas en los autores salvadoreños.
       
Entre otras obras publicadas están: El Cristo Negro (1927), El Señor de la Burbuja (1927), O Yrakandal (1929), Remontando el Uluán (1932), Conjeturas en la Penumbra (1934), Eso y Más (1940), El Trasmallo (1954), La Espada y Otras Narraciones (1960), Vilanos (1969), El Libro Desnudo (1969), Ingrimo (1969), La Sombra y Otros Motivos Literiarios (1969), La Sed de Sling Bader (1971), Catleya Luna (1974), Mundo Nomasito (Poesía -1975)......y los populares Cuentos de Barro (1933) yCuentos de Cipotes (1945).
CUENTOS DE BARRO

EL NEGRO

        El negro Nayo había llegado a la costa dende muy lejos. Sus veinte años morados y murushos, reiban siempre con jacha fresca de jícama pelada. Tenía un no sé qué que agradaba, un don de dar lástima; se sentía uno como dueño de él. A ratos su piel tenía tornasombras azules, de aun azulón empavonado de revólver. Blanco y sorprendido el ojo; desteñidas las palmas de las manos; gachero el hombro izquierdo, en gesto bonachón, el sombrero de palma dorada le servía para humillarse en saludos, más que para el sol, que no le jincaba el diente. Se reiba cascabelero, echándose la cabeza a la espalda, como alforja de regocijo, descupiendose toduel y con gárgaras de oes enjotadas.
        El negro Nayo era de porái.....: de un porái dudoso, mescla de Honduras y Berlice, Chiquimula y Blufiles de la Costelnorte. De indio tenía el pie achatado, caitudo, raizoso y sin uñas -pie de jenjibre-; y un poco la color bronceada de la piel, que no alcanzaba a velar su estructura grosera, amasada con brea y no con barro. Le habían tomado en la hacienda como tercer corralero. No podía negársele trabajo a este muchacho, de voz enternecida por su propio destino. Nada podía negársele al negro Nayo: así pidiera un tuco e dulce, como un puro o un guacal de chicha. Pero, al mismo tiempo era -pese a su negrura- blanco de todas las burlas y jugarretas del blanquío; y más de alguna vez lo dejaron sollozante sobre las mangas, curtidas con el barro del cántaro y la grasa de los baldes. Su resentimiento era pasajero, porque la bondad le chorreaba del corazón, como el suero que escurre la bolsa de la matequilla. Se enojaba con un "no miablés".....y terminaba al día siguiente el enojo, con una palmada en la paletiya y su consiguiente: "¡veyan qué chero éste!".... y la tajada de sonrisa, blanca y temblorosa como la cuajada.
        Chabelo "boteya", el primer corralero, era muy hábil. Tenía partido entre las cipotas del caserío, por arriscado y finito de cara; por miguelero y regalón; pero, sobre todo, porque acompañaba las guitarras con una su flauta de bambú que se había hecho, y que sonaba dulce y tristosa, al gusto del sentir campesino. Nadie sabía cuál era el secreto de aquel carrizo llorón. Bía de tener una telita de araña por dentro, o una rendija falsa, o un chflán carculado...... La Fama del pitero Chabelo, se había cundido dejlores como un campaniyal. Lo llamaban los domingos y ya cobraba la vesita, juera de juerga o de velorio, de bautizo o de simple pasar. Un día el negro Nayo se arrimó tantito a Chabelo "boteya", cuando éste ensayaba su flauta, sentado en el cerco de piedras del corral. Le sonrió amoroso y le estuvo escuchando, como perro que mueve el rabo. 
       - ¡Oyí negró, querés que tenseñe a tocar?....Por la cara pelotera del negrito, pasó un relámpago de felicidad. 
       - Mire, chero, y yo le vuá a pagar el sábado, pero no me vaya a tirar...
       Después de las primeras lecciones. Chabelo el pitero, le arquiló la flauta al negro para unos días. El negro se desvelaba, domando el carrizo; y lo domó a tal punto, que los vecinos más vecinos que estaban a las tres cuadras, paraban la oreja y decían:
        - ¡Oiga, puero ese Chabelo! es meramente un zinzonte el infeliz.....
        - Mesmamente; diayer paroy, le arranca el alma al cristiano como nunca. 
        Callaban.....y embarcaban sus silencio en el cayuco bogante de aquella flauta apasionada, que los hundía en la dulzura de un recordar sin recuerdos, de un retornar sin retorno. En poco tiempo, el negro Nayo sobrepasó la fama de Chabelo. Llegaban gente de lejos para oírlo; y su sencillez y humildad de siempre se coloreaban de austeridad y poderío, mientras su labio cárdeno soplaba el agujero milagroso. El propio Chabelo, que creyó, todos los secretos del carrizo, se quedaba pasmado, escuchando -con un sí es, no es, de despecho- el fluir maravilloso de un sentimiento espeso que se cogái con las manos.
       Una tarde dioro en que el negro estaba curando una ternera trincada, con una pluma de pollo untada de creolina, Chabelo se decidió por fin; y un tanto encogido, se acercó y le dijo: 
       -Mirá, negro, te pago dos bambas si me decis el secreto de la flauta. Vos le bís hallado algo que le pone esa malicia... seya chero y me lo dice...
       El negro se enderezó, desgreñado, blanca la boca de dientes amigos y franca la mirada de niño. Tenía abiertos los brazos como alas rotas, sosteniendo en una mano la pluma y en la otra el bote.......miró luego al suelo empedrado y meditó muy duro. Luego. como satisfecho de pensada, dijo al pitero:
       -No me creya egóishto, compañero, la flauta no tiene nada: soy yo mismo, mi tristura...., la color....

 

LA BOTIJA
        José Pashaca era un cuerpo tirado en un cuero; el cuero era un cuero tirado en un rancho; el rancho era un rancho tirado en una ladera. Petrona Pulunto era la nana de aquella boca: 
       -¡Hijo: abrí los ojos, ya hasta la color de qué los tenes se me olvidó!.... José Pashaca pujaba, y a lo mucho encogía la pata.
 
       -¿Qué quiere mamá?.
       -¡Qués necesario que te oficiés en algo, ya tás indio entero!
 
       -¡Agüen!....
Algo se regeneró el holgazán: de dormir pasó a estar triste, bostezando.
       Un día entró Ulogio Isho con un
 cuenterete. Era un como sapo de piedra, que se había hallado arando. Tenía el sapo un collar de pelotitas y tres hoyos: uno en la boca y dos en los ojos. 
       -¡Qué feyo este baboso!-
 llegó diciendo. Se carcajeaba, meramente el tuerto Cande!....Y lo dejó, para que jugaran los cipotes de la María Elena. Pero a los dos días llegó el anciano Bashuto, y en viendo el sapo dijo: 
       -Estas cositas son obras donantes, de los agüelos de nosotros. En las aradas se encuentran catizumbadas. También se hallan botijas llenas dioro.....
       
José Pashacase dignó arrugar el pellejo que tenía entre los ojos, allí donde los demás llevan la frente.
 
       -¿Cómo es eso, ño Bashuto?..-.
 Bashuto se desprendió del puro, y tiró por un lado una escupida grande como un caite, y así sonora.
       -Cuestiones de la suerte, hombré. Vos vas arando y ¡plosh!, de repente pegas en la huaca´, y yastuvo; tihacés de plata.
 
       -¡Achís!, ¿en veras, ño Bashuto?
       -¡Comolóis!.
       
Bashuto se prendió al puro con toda la fuerza de sus arrugas, y se fue en humo. Enseguiditas contó mil hallazgos de botijas, todos los cuales "el bía prisenciado con estos ojos". Cuando se fue, se fue sin darse cuenta de que, de lo dicho, dejaba las cáscaras. Como en esos días se murió la Petrona Pulunto, José levantó la boca y la llevó caminando por la vecindad, sin resultados nutritivos. Comió majonchos robados, y se decidió a buscar botijas. Para ello, se puso a la cola de un arado y empujó. Tras la reja iban arando sus ojos. Y así fue como José Pashaca llegó a ser el indio más holgazán y a la vez el más laborioso de todos los del lugar. Trabajaba sin trabajar -por lo menos sin darse cuenta- y trabajaba tanto, que a las horas coloradas le hallaban siempre sudoroso, con la mano en la mancera y los ojos en el surco. Piojo de las lomas, caspeaba ávido la tierra negra, siempre mirando al suelo con tanta atención, que parecía como si entre los borbollos de tierra hubiera ido dejando sembrada el alma. Pa que nacieran perezas; porque eso sí, Pashaca se sabía el indio más sin oficio del valle. Él no trabajaba. Él buscaba las botijas llenas de bambas doradas, que hacen "¡plocosh" cuando la reja las topa, y vomitan plata y oro, como el agua del charco cuando el sol comienza a ispiar detrás de lo del ductor Martínez, que son los llanos que topan el cielo.
       Tan grande como él se hacía, así se hacía de grande su obsesión. La ambición más que el hambre, le había parado del cuerpo y lo había empujado a las laderas de los cerros; donde aró, aró, desde la gritería de los gallos que se tragan las estrellas, hasta la hora en que el
 güas ronco y lúgubre, parado en los ganchos de la ceiba, puya el silencio con sus gritos destemplados. Pashaca se peleaba las lomas. El patrón, que se asombraba del milagro que hiciera de José el más laborioso colono, dábale con gusto y sin medida luengas tierras, que el indio soñador de tesoros rascaba con el ojo presto a dar aviso en el corazón, para que este cayera sobre la botija como un trapo de amor y ocultamiento. Y Pashaca sembraba, por fuerza, porque el patrón exigía los censos. Por fuerza también tenía Pashaca que cosechar, y por fuerza que cobrar el grano abundante de su cosecha, cuyo producto iba guardando despreocupadamente en un hoyo del rancho por siacaso. Ninguno de los colonos se sentía con hígado suficiente para llevar a cabo una labor como la de José. "Es el hombre de Jierro", decían; "ende que le entró a saber qué, se propuso hacer pisto. Ya tendrá una buena huaca...." Pero José Pashaca no se daba cuenta de qué, en realidad, tenía huaca. Lo que él buscaba sin desmayo era una botija, y siendo como se decía que las enterraban en las aradas, allí por fuerza laincontraría tarde o temprano. Se había hecho no sólo trabajador, al ver de los vecinos, sino hasta generoso. En cuanto tenía un día de no poder arar, por no tener tierra cedida, les ayudaba a los otros, les mandaba descansar y se quedaba arando por ellos. Y lo hacía bien: los surcos de su reja iban siempre pegaditos, chachadas y projundos, que daban gusto.
       -¡Onde te metés babosada. Pensaba el indio sin darse por vencido.
 
       -Y tei de topar, aunque no querrás, así mihaya de tronchar en los surcos.
       
Y así fue; no del encuentro, sino lo de la tronchada. Un día, a la hora en que se
 verdeya el cielo y en que los ríos se hacen rayas blancas en los llanos, José Pashaca se dió cuenta de que ya no había botijas. Se lo avisó un desmayo con calenturas; se dobló en la mancera; los bueyes se fueron parando, como si la reja se hubiera enredado en el raizal de la sombra. Los hallazgos negros, contra el cielo claro, voltiando a ver el indio embruecado y resollando el viento oscuro. José Pashaca se puso malo. No quiso quenaide lo cuidara. "Dende que bía finado la Petrona, vivía íngrimo en su rancho".
       
Una noche, haciendo juerzas de tripa, salió sigiloso llevando, en un cántaro viejo, su huaca. Se agachaba detrás de los matochos cuando óiba ruidos, y así se estuvo haciendo un hoyo con la cuma. se quejaba a ratos, rendido, pero luego seguía con bríos su tarea. Metió en el hoyo el cántaro, lo tapó, bien tapado, borró todo rastro de tierra removida y alzando sus brazos de bejuco hacia las estrellas, dejó liadas en un suspiro estas palabras:
       -"¡Vaya; pa que no se diga que ya nuai botijas en las aradas!"........

LA PETACA

        Era pálida como la hoja mariposa; bonita y triste como la virgen de palo que hace con las manos el bendito; sus ojos eran como dos grandes lágrimas congeladas; su boca, cómo no se había hecho para el beso, no tenía labios, era una boca para llorar; sobre los hombros cargaba una joroba que terminaba en punta: La llamaban la pecheMaría.
       En el rancho eran cuatro: Tules, el tata, La Chon su mamá, y el robusto hermano Lencho. siempre María estaba un grado abajo de los suyos. Cuando todos estaban serios, estaba llorando; cuando todos sonreían, ella estaba seria; cuando todos reían, ella sonreía; no rió nunca. Servía para buscar huevos, para lavar trastes, para hacer rir...
       - ¡Quitá diay, si no querés que te raje la petaca!
       - ¡Peche, vos quizá sos hija del cerro!
       
Tules decía:
       - Esta indizuela no es feya; en veces mentran ganas de volarle la petaca, diún corvazo!
       
Ella lo miraba y pasaba de uno a otro rincón, doblaba de lado la cabecita, meciendo su cuerpecito endeble, como si se arrastrara. Se arrimaba al baul, y con un dedito se estaba allí sobando manchitas, o sentada en la cuca, se estaba ispiando por un hoyo de la paré a los que pasaban por el camino.
       Tenían en el rancho un espejito ñublado del tamaño de un colón y ella no se pudo ver nunca la joroba, pero sentía que algo le pesaba en las espaldas, un cuenterete que le hacía poner cabeza de tortuga y que le encaramaba los brazos: La Petaca.
       Tules la llevó un día onde el sobador.
       - Léi traido para ver si uste le quita la puya, pueda ser que una sobada....
       - Hay que hacer perimentos difíciles, vos, pero si me la dejás unos ocho días, te la sano todo lo posible.
       
Tules le dijo que se quedara.
       Ella se jaló de las mangas del tata; no se quería quedar en la casa del sobador y es que era la primera vez que salía lejos, y que estaba con un extraño.
       - ¡Papa, paíto, ayéveme, no me deje!
       - Ai tate, te digo; vuá venir venir por vos el Lunes.
       
El sobador la amarró con sus manos huesudas.
        - Anadate ligero, te la vuá tener!
       
El tata se fue a la carrera. El sobador se estuvo acorralándola por los rincones, para que no se saliera. Llegaba la noche y cantaban gallos desconocidos. Moqueó toda la noche. El sobador vido quera chula.
       - Yo se la sobo; ¡ajú!- pensaba, y se reiba en silencio.
       Serían las doce, cuando el sobador se le arrimó y le dijo que se desnudara, que le iba a dar la primera sobada. Ella no quiso y lloró más duro. Entonces el indio la trincoa la juerza, tapándole la boca con la mano y la dobló sobre la cama.
       - ¡Papa, papita!.....
       
Contestaban las ruedas de la carretera noctámbulos, en los baches del lejano camino.
       El lunes llegó Tules. La María se le presentó gimiendo...el sobador no estaba.
       - ¿Tizo la peración, vos?
       - Sí papa...
       - Te dolió vos?
       - Sí, papa...
       - Pero yo no veo que se te rebaje...
       - Dice que se me vir bajando poco a poco....
       Cuando el sobador llegó, Tules le preguntó cómo iba la cosa.
        - Pues, va bien -le dijo-, sólo quiay que esperarse unos meses. Tiene quirsele bajando poco a poco.
       
El sobador viendo que Tules se la llevaba, le dijo que porqué no se la dejaba otro tiempito, para más seguridá; pero Tules no quiso, porque la peche le hacía falta en el rancho.
       Mientras el papa esperaba en la tranquera del camino, el sobador le dió la última sobada a la niña. Seis meses después, una cosa rara se fue manifestando en la pecheMaría. La joroba se le estaba bajando a la barriga. Le fue creciendo día a día de un modo escandaloso, pero parecía como si la de la espalda no bajara gran cosa.
       - ¡Hombre! -dijo un día Tules-, ¡esta babosa tá embarazada!
       - ¡Gran poder de Dios! -
dijo la nana.
       - ¿Cómo jué la peración que te hizo el sobador, vos?....ella explicó gráficamente.
       - ¡Ayjuesesentamil! -rugió Tules- ¡mianimo ir a volarle la cabeza!
       
Pero pasaba el tiempo de ley y la peche no se desocupaba. La partera, que había llegado para el caso, uservó que la niña se ponía más amarilla, tan amariya, que se taba poniendo verde. Entonces diagnosticó de nuevo.
       - Esta lo que tiene es fiebre pútrida, manchada con aigre de corredor.
       - ¡Eee?......
       - Mesmamente, hay que darle una güena fregada, con tusas empapadas en aceiteloroco, y untadas con kakevaca.
       
Así lo hicieron. Todo un día pasó apagándose; gemía. Tenían que estarla volteando de un lado a otro. No podía estar boca arriba, por la petaca; ni boca abajo por la barriga.
       En la noche se murió.
       Amaneció tendida de lado, en la cama que habían jalado al centro del rancho. Estaba entre cuatro candelas. Las comadres decían:
       - Pobre, tan güena quera; ¡ni se sentía la indizuela de mansita!
       - ¡Una santa! ¡Si hasta, mirá, es meramente una cruz!
       Más que cruz, hacía una equis, con la línea de su cuerpo y la de las petacas. Le pusieron una coronita de siemprevivas. Estaba cómo en un sueño profundo; y es que ella siempre stuvo un grado abajo de los suyos, cuando todos estaban riendo, ella sonreía; cuando todos sonreían, ella estaba seria; cuando todos estaban serios, ella lloraba; y ahora, que ellos estaban llorando, ella no tuvo más remedio que estar muerta....
 

Salvador Salazar Arrué (Salarrué) - CUSCATLAN

www.cuscatla.com/salarrue.htm